Poco se habla de esto en el entorno laboral porque poco se habla de salud mental en el lugar de trabajo, pero lo cierto es que para muchos levantarse todos los días cuesta. En España 2,4 millones de personas sufren depresión, el 5,2 % de la población y la mayoría siguen acudiendo a su lugar de trabajo y luchando a diario por seguir “funcionando”, por seguir manteniendo a sus familiar o cuidando de quienes les rodean. No todos se dan de baja, aunque la calidad de su trabajo y su productividad disminuyan.
No cabe duda de que las fiestas hacen que estos sentimientos se exacerben y que en Navidad reaparezcan preguntas sobre el sentido de la vida que hacen que nos sintamos peor. Para muchos no se trata de momentos de compartir (es frecuente ver en los telediarios reportajes de soledad en Nochebuena) si no de momentos para preguntarse si de verdad vivir merece la pena.
Una de las cosas que los psicólogos siempre recomendamos es el no tomar decisiones importantes cuando uno está demasiado deprimido. El filtro de la tristeza hace que esas decisiones sean, a menudo, erróneas. Para todos aquellos tristes y/o deprimidos es mejor esperar a encontrase mejor. No está mal reexaminar nuestras vidas y darles sentido. De hecho, hay terapias donde se busca este sentido para sentirse mejor y quizás una de nuestras resoluciones de fin de año deba ser ese examen. En cualquier caso, debemos aceptar que todos encontramos momentos de nuestras vidas difíciles, que todos nos sentimos tristes, que la tristeza es como la fiebre, nos avisa de que debemos cuidarnos y hacer cambios. La depresión y la tristeza son motores que agilizan la adopción de nuevos comportamientos que ayudan a una mejor adaptación.
También es cierto que la depresión puede paralizarnos y la falta de energía bloquearnos. En estos casos puede que necesitemos la ayuda de un profesional y si nuestra empresa tiene un Programa de Asistencia al Empleado (PAE) es el momento de coger el teléfono y acceder a profesionales cualificados capaces de orientarnos en estos momentos difíciles. Vivir es efectivamente difícil para la mayoría de las personas en algún momento de la vida, pero la vida también está llena de momentos buenos que nos llenan de felicidad. Lo importante es desarrollar nuestra resiliencia para saber afrontar estoicamente esos malos momentos y saber disfrutar de los buenos.