No recuerdo ninguna entrevista de trabajo en la que Recursos Humanos buscara la curiosidad como una competencia del candidato. ¡Qué equivocación! Recientemente impartíamos un curso en el Colegio de Médicos de Madrid sobre resolución de conflictos y todos nos dimos cuenta de su importancia. En un ejercicio donde pedimos a dos voluntarios que argumentaran si estaban a favor del Nesquik o del Colacao resultó muy, pero que muy difícil que los sufridores hicieran otra cosa que defender sus puntos de vista. Ni un ápice de curiosidad para entender porque el otro pensaba de diferente manera. Los conflictos serían mucho más fáciles de resolver si tuviéramos la curiosidad necesaria para entender por qué los demás piensan distinto. En ese entendimiento radica la negociación y la solución, digamoselo a los políticos. Pero no solo la curiosidad es clave para resolver conflictos. Los candidatos curiosos sufren menos ansiedad, son más felices, tienen interés por aprender y saber, son más creativos, caen mejor y siempre suponen una ventaja para una empresa. Me sorprende, que en el mundo empresarial donde diferentes cualidades resultan interesantes cada año, la curiosidad no se haya, todavía y desde mi conocimiento, puesto de moda.