La ansiedad y el miedo están muy presentes en nuestro día a día en forma de sensaciones o acciones. Algunas de estas sensaciones son físicas (dificultad para respirar, palpitaciones rápidas, agitación, cansancio, etc.) y otras mentales (agobio, ganas de huir o atacar, inquietud, inseguridad, etc.) que juntas nos llevan a determinadas acciones. Estas acciones, en algunos casos pueden ser adaptativas (si vemos un león por la calle nos producirá miedo o ansiedad y huiremos de la situación para ponernos a salvo) o acciones desadaptativas (no vernos capaz de afrontar un nuevo cargo laboral y sentir agobio, dificultad para respirar, inseguridad, ganas de huir, bloqueo mental, etc., durante un largo periodo de tiempo). La cuestión es ¿cuándo es adaptativo y cuando no? Es normal que cuando nos asignan responsabilidades nuevas como un puesto de trabajo diferente, nos sintamos nerviosos, inquietos, e incluso inseguros, puesto que es algo novedoso, pero cuando estos síntomas perduran en el tiempo y se van añadiendo otros, generando un cierto nivel de desgaste tanto físico como mental, es cuando la ansiedad o el miedo pasan a ser desadaptativos.
La ansiedad y el miedo no son necesariamente negativos. Como hemos visto en el ejemplo del león o correr si vemos un coche al cruzar la calle, nos preparan para poder reaccionar ante peligros reales, es como nuestra alarma interna. El problema viene, cuando esta alarma se enciende ante peligros que no son reales y sufrimos los síntomas desagradables de la ansiedad o el miedo. Por ello, es importante detectar cuando es una amenaza real y cuando no. Si sabemos detectarlo, podremos cambiar su función e intentar no dejarnos llevar por las sensaciones tan desagradables que generan la ansiedad y el miedo. Por ejemplo, cuando sintamos ansiedad o miedo ante situaciones sin un peligro real podremos cambiar su función y verlo como un reto a superar, en vez de paralizarnos ante las sensaciones tan desagradables que producen el miedo y la ansiedad, ya que por muy desagradables que parezcan nuestro cuerpo tenderá al equilibrio y cesarán. Esto nos permitirá avanzar y superar muchos obstáculos de nuestra vida, lo que hará que ésta sea más interesante, completa, confortable y lograremos conseguir mucho objetivos, porque cada paso y cada superación nos acercarán a nuestro estado de bienestar personal. De esta manera el miedo nos hará actuar en vez de paralizarnos.
Tenemos que recordar que no siempre poseemos todos los recursos necesarios para superar distintos miedo o situaciones que nos inducen ansiedad. Si intentamos enfrentarnos a algo que sea muy importante o necesario para nosotros y sentimos que no somos capaces, debemos acudir a un psicólogo puesto que será el profesional que nos proporcionará la ayuda y los recursos necesarios para pasar a la acción de forma saludable.
Laura Fernández
Psicóloga Sanitaria