Navego por la web leyendo blogs de adolescentes para estar al día sobre que interesa a nuestros hijos de estas edades. Resulta que citas subidas por ellos mismos sobre “ya no vivir en el pasado”, “la importancia del perdón”, “al comienzo fue lindo ahora es toda una tortura” no generan interés en las redes sociales, pero la cita:
“Quizás camina con una gran sonrisa, pero no tienen idea por lo que está pasando”
Es compartida en las redes por nuestros adolescentes. ¿Por qué?
Porque refleja esa lucha constante del adolescente por encontrar una identidad con la que sentirse cómodo. La ruptura con los padres lleva a nuestros hijos a necesitar una identidad y a menudo se sienten diferentes, no saben muy bien quienes son, si reírse o si llorar. La cita refleja ese sentimiento de soy alguien, pero ese alguien no lo veis porque muestro una sonrisa. “No sabéis por lo que estoy pasando” y tampoco os lo voy a contar.
Por un lado, debemos entender que esta lucha hace que chicos y chicas muestren diferentes caras y formas de ser en diferentes momentos del crecimiento. Por otro lado, que pueda haber una diferencia entre lo que muestran y lo que piensan o sienten, casi siempre en función de la necesidad de aceptación. Puede ocurrir que caminen con una sonrisa mientras están perdidos o por el contrario que parezcan tristes e irritables cuando por dentro no están tan mal. Sí, es confuso porque son confusos y ellos mismos no se aclaran.
Nuestro trabajo cómo padres consiste en intentar ayudar a través de la aceptación a encontrar el sentido de la vida y la identidad a nuestros hijos. Observar, no solo lo que vemos sino lo que falta, lo que no vemos. Intentar adivinar lo que está detrás de silencios y sonrisas. Todo ello con el respeto que se merecen, respetando la privacidad (siempre y cuando no temamos por sus vidas) y mostrando que estaremos ahí cuando nos necesiten en ese proceso de búsqueda de identidad. Y si no sabemos cómo estar ahí, bastará con comunicarnos y prestar atención a lo que nos tienen que contar, mostrar interés.
Resulta que hay dos adolescentes, uno intimo que desconocemos, oculto para los padres e incluso para algunos o todos los compañeros y otro social que busca una identidad fundido con los demás. Si alguien buscaba blancos y negros para entender la lucha que se vive en la adolescencia, lo tiene difícil. Se trata de un periodo de grises que todos hemos vivido pero que hemos olvidado.