Gracias a las investigaciones realizadas sobre el tema, hoy se sabe que el éxito de la expatriación no sólo depende de factores económicos y laborales, sino también del estado de ánimo y la motivación del expatriado por la misión que va a desarrollar, así como de la capacidad de adaptación intercultural de su familia.
La familia del expatriado cumple un rol crítico para su estabilidad emocional y, por ende, para su rendimiento laboral. Por lo tanto, es un elemento clave a tener en cuenta al seleccionar a quienes serán expatriados, ya que toda la familia enfrenta este desafío que implica una pérdida
De acuerdo a la etapa del ciclo vital en que se encuentren, el traslado puede afectar de diferentes maneras a los miembros de la familia: los niños pequeños tienen más facilidad para asimilar los cambios, aunque su adaptación depende en gran medida de la vivencia de sus padres. Las mujeres, por lo general, son quienes acompañan a sus maridos en esta misión y a quienes les resulta más difícil adaptarse y encontrar nuevas actividades y relaciones en el nuevo destino.
Al trasladarse a otro país es esperable que cada integrante de la familia sufra un impacto llamado “shock cultural” y pase por un proceso que incluye diferentes etapas. Estas son: Luna de Miel: hay euforia y excitación. Se disfruta de la novedad, todavía se es como un “turista”, no se siente la responsabilidad de funcionar bien dentro de esta nueva cultura. Hostilidad / Frustración: las diferencias cobran otro significado, hay mayor exigencia en cuanto al funcionamiento en el nuevo país. La persona se empieza a frustrar si no logra comunicarse suficientemente bien, o cumplir con las obligaciones o prácticas cotidianas como debería. La hostilidad puede transferirse a la gente del nuevo país.
Ajuste: implica un proceso gradual, en el cual se comienza a empatizar con la gente del país, y a apreciar las diferencias así como ajustarse a ellas. Lo extraño se torna, de a poco, en algo familiar. Adaptación: la persona ya logra sentirse cómoda, puede comprender y valorar la nueva cultura. Hay una actitud constructiva, se disfruta de las diferencias. Cada integrante de la familia atravesará estas etapas de manera particular y el proceso incluirá avances y retrocesos. Pero es sabido, que los traslados a otros países son una fuente enorme de estrés y ansiedad, aumentan el riesgo de padecer depresión y otros problemas como el alcoholismo, el fracaso escolar y los divorcios. De esta experiencia se puede salir fortalecido o dañado, según la manera en que se enfrente.
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