La semana pasada hablé con un amigo que trabaja en una constructora. Curiosamente y debido a unas preguntas técnicas personales, salió el tema de las vigas maestras y me dio qué pensar. Me explico. Él me aleccionaba en que, si pensábamos hacer una modificación en casa, deberíamos respetar estas vigas. Para los que no sean duchos como yo en estos temas, las vigas maestras son aquellas que “sirven para sostener otras vigas, así como para sustentar cuerpos superiores del edificio”. Es decir, si queremos hacer alguna obra en una vivienda, podríamos tocar alguna…pero me quedó claro que estaríamos muy locos si permitimos que la casa se sostenga con tan solo una o un par de ellas.
Bueno, pues me hizo pensar que la vida es un poco de eso. Todos necesitamos ciertos puntos estables e indispensables en nuestra vida; puntos ante los cuales podamos apoyarnos si queremos seguir en pie cuando nuestro alrededor se tambalea o cambia. Las vigas maestras normalmente están representadas por: la familia, el trabajo, los amig@s y el ocio. Pero cada un@ tiene que tener claro cuáles son las suyas. A lo mejor otra persona retira alguno de los anteriormente mencionados e incluye la espiritualidad, por ejemplo.
Normalmente los problemas surgen cuando, por cualquier razón, nuestras vigas se ven afectadas de forma simultánea. A veces esto es fortuito pero, en otras muchas ocasiones, realizamos cambios drásticos en importantes partes de nuestra vida de forma simultánea. El estrés que supone enfrentarnos con el desequilibrio de todas nuestras vigas maestras es tremendo. Otras veces, no realizamos las revisiones pertinentes o las descuidamos. Poco a poco dejamos de salir, de disfrutar del día a día y el momento presente, de un paseo con nuestra familia, de una copa de vino con un amig@, de nuestros hobbies…
Respeta las vigas maestras de tu vida porque son las que te sostienen y cuídalas.
María José Ortega