El placer y el bienestar son estados de satisfacción, que en la actualidad se buscan de manera constante e incansable. Sin embargo, para lograr regular nuestras emociones, solemos cometer el error de utilizar tácticas que enmascaran nuestros sentimientos desagradables. Al hacerlo, tenemos la tendencia a suprimirlos, a negarnos la capacidad de experimentarlos y a impedir que podamos conocernos a nosotros mismos y controlarlos. Por lo que, si no entendemos qué es lo que está mal, no podremos abordarlo ni determinar el verdadero significado de lo que lo está causando.
Pero para conocernos mejor debemos de permitirnos sentir nuestras emociones, prestar atención a las señales emocionales y reconocer los desencadenantes (entender qué y por qué me resulta desagradable) para fomentar una existencia emocional saludable de felicidad y bienestar. Con esto, podemos dar un paso más para entender qué hacer al respecto.
¿Qué podemos hacer para regular nuestras emociones?
Gonzalo Hervás (2011) propone que debemos de asignar un nombre emocional, a una circunstancia en el momento en que la entendemos. Y para poder digerirla correctamente esta respuesta emocional, debemos de seguir estos pasos:
1. Ser capaces de acceder a nuestras emociones de forma consciente (apertura emocional).
2. Prestar atención a nuestras emociones y preguntar: “¿Qué estoy sintiendo? ¿Está seguro de que este sentimiento es el único que está en juego? ¿Refleja el nombre mis sentimientos?
3. Abrazarlo (darle la bienvenida). Supone abstenerse de criticar o reprimir nuestro sentimiento, ya que puede ser un indicio de lo que ocurre con nuestro cuerpo o nuestra mente. No podremos criticar el sentimiento en sí, pero sí podremos discutir lo adecuado de la actuación ante esa emoción (control emocional). Debemos entender que los sentimientos no son ni buenos ni malos, sino más bien útiles ya que nos alertan de los acontecimientos. Por lo tanto, ser abierto con ellos en lugar de rechazarlos es el mejor enfoque para manejarlos.
4.. En lugar de reprimir nuestras emociones porque son desagradables, debemos pensar en ellas y captar lo que implican y cómo nos afectan (evitación). ¿Qué está tratando de decirme mi sentimiento? ¿Es una alarma legítima o una falsa alarma?
5. Por último, la regulación emocional consiste en controlar nuestras reacciones emocionales mediante diversas técnicas emocionales, cognitivas o conductuales que me permiten reaccionar tanto a la causa de la emoción como a su efecto. Tales como escribirlas, hablarlo con un amigo, oír música o darnos un baño.
Si quieres aprender mejor cómo gestionar tus emociones contáctanos y nosotros te ayudaremos.
Fuente: Hervás, G. (2011). Psicopatología de la regulación emocional: el papel de los déficits emocionales en los trastornos clínicos. Psicología conductual, 19(2), 347.
Escrito por Julia Herranz. Psicóloga sanitaria (M-33168).