Antes de escribir sobre la ira, recuerdo que es uno de los siete pecados capitales y busco a ver que nos dice internet al respecto. Encuentro 10 consejos: piensa antes de hablar, una vez que te tranquilices, expresa tu ira, haz un poco de ejercicio, tómate un tiempo para reflexionar, identifica posibles soluciones, recurre a las declaraciones en primera persona, no guardes rencor, usa el humor para aliviar la tensión, practica técnicas de relajación, entérate de cuándo buscar ayuda.
¡Toma ya! En inglés dicen “easier said than done”, más fácil decirlo que hacerlo. Es complicado. La ira surge como consecuencia de que las cosas, o las personas no sean o hagan lo que queremos o esperamos de ellas. La frustración aumenta, la ira también y algunas personas con dificultad para controlar los impulsos actúan de forma violenta y agresiva. Tenemos como ejemplo la violencia domestica con ese deseo de control del otro para que haga lo que queremos y esperamos de ellos.
Los consejos están bien. Decimos que los sentimientos son lo que son, la ira es la ira y es difícil dejar de sentirla, pero siempre podemos trabajar en lo que escogemos hacer. Yo siempre recomiendo a mis pacientes que cuando experimenten esa sensación de furia, y teman descontrolarse, se retiren, se vayan a dar un paseo. Esperen a que pase para, utilizando la comunicación no violenta de Rosenberg, encontrar soluciones a los conflictos. No cabe duda de que dormir bien y hacer ejercicio es siempre bueno para la salud mental, que la meta es no actuar de forma incontrolada sino poder parar y pensar, que queremos llegar a acuerdos que funcionen para reducir la ansiedad, que hay que hablar de forma pausada y manejar mejor los pensamientos. Paul Watzlawick en su libro El arte de amargarse la vida nos cuenta cómo en nuestra cabeza, interpretando a nuestra manera la realidad, somos capaces de insultar a un vecino a quien queríamos pedir un martillo, simplemente imaginando que no nos lo quería prestar. Un manejo adecuado de los pensamientos para no generar ira ante situaciones que no han sucedido es sin duda una manera de “controlar más”. Trabajar en la gratitud y el rencor… una difícil característica de modificar, utilizar el humor (para aquellos que saben) y aprender a relajarnos son también buenos consejos.