- La salud física. Si somos capaces de dormir bien, comer sano, no fumar, manejar nuestro estrés y hacer ejercicio (al menos 20 minutos tres veces a la semana) lo tenemos hecho todo en este campo.
- Los pensamientos. La realidad dista de lo que pensamos. Creamos decenas de escenarios en nuestra cabeza para actuar frente a decenas de cosas que todavía no sabemos si ocurrirán. Nos machacamos dando vueltas a las cosas, preocupándonos, creamos profecías negativas que se pueden acabar cumpliendo. Trabaja sobre tus pensamientos, déjalos ir y céntrate en lo positivo o incluso en tu cuerpo y cómo respiras. Cualquier cosa que te ayude a dejar de rumiar.
- Las relaciones sociales. No te aísles ni te agobies con las relaciones sociales. Encuentra en tus amigos y/o familia un lugar donde obtener apoyo y cariño, donde sentirte bien.