¿Conoces cuáles son los obstáculos que limitan la confianza en uno mismo? La confianza no es un rasgo de personalidad. Es un análisis personal, es la seguridad interna de que podemos conseguir aquello que nos hemos propuesto. Si tenemos confianza, también tendremos motivación para esforzarnos, invertir tiempo y persistir en nuestras metas. Sin confianza es probable que desistamos con el tiempo o incluso antes de empezar.
La profesora del Havard Business School, Rosabeth Moss, ha investigado sobre el tema y nos muestra 8 trampas que tenemos que superar si queremos alcanzar nuestros objetivos y ganar confianza:
- Suposiciones derrotistas. Hace poco hablé con un buen amigo que lleva tiempo dando por supuesto que en algún momento le van a echar en su empresa. También piensa que obviamente, no va a ser promocionado, ni va a triunfar, ni nada de nada. El problema es que desde que supone esto, actúa como si eso fuese a ocurrir y él mismo se está cerrando puertas. Una cosa es ser realista y otra es ir de perdedor antes de que empiece la partida. Cuidado con los análisis que hacemos y las suposiciones que nos creamos; muchas veces estás sesgadas y distorsionadas, y desde luego son sumamente derrotistas y condicionan nuestras acciones.
- Objetivos demasiado grandes o muy lejanos. Las metas gigantescas y a largo plazo socavan nuestra confianza. La confianza viene de conseguir pequeñas victorias reiteradas. Divide tu meta en pequeños pasos y valora cada uno de ellos. Convierte cada paso en una meta en sí. Recuerda que los ganadores piensan tanto en grande como en pequeño.
- Cantar victoria antes de tiempo. La confianza se consigue paso a paso disciplinadamente, ¡no lo olvides! Que no te ocurra como a algunas personas con las dietas: cuando pierden los primeros kilos y están muy contentas, empiezan a relajarse y a recompensarse con “cosas prohibidas”. Al recuperar lo perdido, el desaliento es mortal.
- “Yo me lo guiso y yo me lo como”. Pensar que puedes hacerlo todo solo es una trampa. Dar y estar en contacto con los otros, estimula la felicidad y la autoestima. Para tener más confianza en ti mismo, piensa en cómo puedes potenciar la ajena, reconociendo sus méritos, siendo altruista.
- Culpar a otros. La confianza se basa en responsabilizarse de nuestros propios actos. Deja de culpar a otras personas, a la sociedad, o a cosas externas… y céntrate en qué puedes hacer tu para mejorar y alcanzar tus objetivos. Pon el foco en aquello que está en tu mano y bajo tu control. Tu puedes elegir cómo reaccionar frente a la adversidad (te recomiendo leer “El hombre en busca de sentido”).
- Ponerse a la defensiva. A veces nos defendemos cuando nadie nos ha atacado. Nos tomamos los comentarios muy personales. Pide perdón por tus errores, pero no por quién eres o por cómo eres. Usa tus puntos fuertes para mejorar y marcar el camino.
- No anticiparse a los posibles contratiempos. Confiar no es tener un optimismo ciego. Significa ser realistas y fijarnos en qué puede salir mal, con el fin de meditar sobre alternativas y sentirnos preparados para todo lo que pueda pasar.
- Exceso de confianza. Entre la desesperación y la prepotencia, se encuentra la confianza, que es un punto medio. La arrogancia y la complacencia llevan a descuidar lo básico, a hacer oídos sordos a las críticas o a la realidad. Ya sabemos el refrán que dice “cuanto más alto, más dura es la caída”. Un poco de humildad es necesaria para no caer en la trampa de la arrogancia.
María José Ortega
Psicóloga