Parece que es lo que escuchamos cuando en entrevistas con responsables de formación planteamos los cambios que vienen. Todos hablamos de gestión del cambio, pero la mayoría pensamos en pequeños avances que requieren que nos anticipemos al mercado. Lo cierto es que la que se avecina va mucho más allá de que un producto sea algo más novedoso. Hablamos de una reestructuración del modelo laboral, de las profesiones y del servicio, difícil de manejar. Algo para lo que no estamos preparados y que generará por la rapidez exponencial de su implantación mucho estrés en todos nosotros.
En una reciente conferencia con el neurólogo Ignacio Hernández, hablando de Singularity University, la metáfora del carrete de fotos de Kodak y la tecnología, que permitió un increíble número de pixeles, se quedaba corta. Pronto una app podrá dar probabilidades de diagnóstico de enfermedades y tratamientos mejor que un médico, conocer nuestro genoma costará menos de 60 euros, podremos comer hamburguesas creadas por impresoras 3D con un coste, a día de hoy, menor de seis euros, los paquetes serán repartidos por drones, y hasta encontrar una pareja que no acabe en divorcio será cuestión de algoritmos. Un teléfono tendrá más neuronas que nuestro cerebro y cualquier operación la realizará un robot mejor y más rápido que nosotros. O sí, seguro… Habrá compañías de taxis sin taxis (Uber), hoteles sin habitaciones (Airbnb) O sí, seguro…
Lo que no podrán hacer las maquinas será decirnos quién será presidente o quién será el próximo CEO de la compañía. Porque los humanos, somos impredecibles. Bastará que alguien enchufe a un amigo como director comercial para que las probabilidades de que cualquiera ocupe un puesto en la empresa cambien. Las máquinas nunca podrán saberlo todo.
Lo que sí está claro es que deberemos formar empleados y directivos capaces de aceptar cambios rápidos e imprevisibles. Reinventarse será más que una respuesta a una crisis financiera. Será algo anual, mensual, casi diario, grupal, empresarial e individual. Solo una cosa se mantendrá sin cambios. Nuestros valores y quizás nuestra misión. Los valores y nuestra resiliencia y capacidad de empatía y comunicación resultan ser las herramientas con las que todos debemos contar en los tiempos que corren. O sí. Esta vez, seguro.